jueves, 12 de mayo de 2011

EL CUENTO DEL BARQUITO Y LA LUZ QUE ERA UN SOL


HOY OS CONTARÉ UN CUENTO DE MI CREACIÓN, ESPERO QUE OS GUSTE:

Hubo una vez un barquito que se encontró con una lucecita a lo lejos que le guiaba en el camino aquel perdido en el que lo habían dejado. Aquel faro que le guiaba no era más que una lucecita pequeña que veía a lo lejos pero que él veía resplandeciente y sabía que esa luz le acompañaría siempre en su travesía. El barquito sabía que era una luz buena, sincera y que podía confiar en ella. Una luz potente a la que el mismo barquito llamaba "Sol".
La Luz lo veía que se acercaba y más le iluminaba porque sabía que cuando se encontraran ya nada más le separaría,el barquito anclaría a su lado, pudiendo por supuesto soltar amarras cuando quisiera salir en la nocturnidad con otro compañeros de travesía, pero aun así la luz del faro sabía que el barquito nunca la abandonaría, por muchas veladas nocturnas que surcara los mares, la luz sabía que siempre el barquito la tendría en cuenta, y volvería.

Pero un buen día, la luz del faro se puso más potente de lo habitual, tanta potencia tenía que deslumbraba al barquito, tan pesada se ponía que el barquito optó por desviar el camino para no deslumbrarse creyendo así que iría por mejor camino. El barquito se cansó y no pudo más.
El barquito pensó que yendo solo le hiría mucho mejor, puesto que la luz del faro ya le molestaba en demasía para su rumbo y sus quehaceres (pescar, navegar, calentar el motor o conocer a otras luces, que no le dejaran tan ciego, así de un lugar a otro de la mar).
Por lo que el barquito se alejó de la luz y le dijo desde la lejanía que quería navegar solo, sin anclas, sin velas, sin nadie que lo guiara ni lo gobernara, sin faro, en definitiva SIN SU LUZ.

La luz estuvo triste mucho, mucho tiempo, apagándose cada día más, cada día más. No tenía luz para ningún otro barco. Se le acercaban muchos, pero ella los guiaba para otro faro. Hasta que un día se apagó del todo, y el mismo Faro le dijo:

- Oye luz, sol, podrías iluminarte a ti misma, osea a nosotros mismos, que también tenemos derecho a ser felices aunque estemos solos - Y la lucecita le contestó:
- Pues sí, deberíamos hacerlo, porque si no brillo con fuerza hasta parecer el sol que a mi barquito le iluminó éste nunca volverá. Y si no tengo luz suficiente, si quiere volver no va a encontrarme, porque no encontrará la luz que lo guíe.

Y así la luz empezó de nuevo, brillando con todas sus fuerzas para que ese barquito que está a la deriva vuelva algún día.

Ahora está en manos del barquito saber poner la brújula para hallar el que posiblemente sea el mejor Faro que ha visitado jamás, y que contiene Esa luz que al principio era apasionante, maravillosa y que le hacía tan feliz.

Hoy la entrada de mi blog se la dedico a mi Pimpi (mi compi marijose) que ha inspirado esta historia y también porque me ha ayudado a ver las cosas de otro color. GRACIAS

3 comentarios:

  1. Este faro se confunde cuando cree que debe brillar para guiar a los barcos, a ese barco...

    Un faro debe ser tan fuerte como las piedras que lo construyen; debe irradiar igual luz que la bombilla posada en la cima de su torre; y ser tan versátil como todas las luces que puede mostrar...

    No pienses que la torre encontrará al barco.
    Todo navegante conoce que el faro es la guía para llegar a la costa.
    Hay que ser valiente, poner rumbo a babor y llegar a la isla pirata para encontrar el tesoro.
    ¡YO LO ENCONTRÉ! jaja

    Cuando necesites pilas para la bombilla, aquí tienes el cargador!!! Un besito Pimpi.
    Firmado: la otra pimpi.

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  2. la misma de antes... xD16 de mayo de 2011, 2:15

    Y se me olvida lo más importante...
    ¡Gracias a ti por ser como eres! No cambies por nada, ni por nadie...

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  3. SIGO SIENDO LA MISMA DE SIEMPRE... JEJE GRACIAS ATI POR SER CARGADOR XD XD MUAKS

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