Y es que anoche ocurrió como cada noche mi deseo insostenible de suicidio emocional. Tranquilos, no voy a tirarme desde el sexto en el que vivo. El suicidio emocional es para mi cuando siento algo, quiero hacer otra cosa, y al final acabo haciendo otra que no queria ni sentía.
En la lucha continua de lo que debo, quiero o puedo, me hallo cada día o cada noche.
Con el olor a limpio de mis sabanas que ya no se manchan de rimel al llorar, porque ya no suelto una lágrima ni por los huesos de un cualquiera siquiera.
Con mi corazón en vilo pero cerrado a toda posibilidad innata de sentir algo.
Con rabia sostenida y la mala leche a flor de piel para soltarla con quien de veras se lo mereciera, y no con personas que lo único que hacen es intentar ayudar.
Yo como dijo UVE en la película V de Vendetta, NO JUEGO AL AZAR NI CREO EN LA CASUALIDAD.
Por lo tanto todo pasa por algo, todo tiene un fin.
Ayer fue una noche muy bonita. Y fue precisamente el final, lo que la hizo mejorar aun si cabe.
Reflexioné, con mis 25 añazos que nadie diria que tengo. Pensé y decidí. Tomé una decisión muy radical pero y creo que justa. Porque ahora que la justicia se está tomando unas vacaciones y que el amor se ha ido con otra, pienso que la única forma de salvaguardad mi integridad es hacer de mi corazón un hierro insobornable.
El reloj de la vida no para, y si en el futuro, como dicen algunos, dios dirá. Pues yo digo que en mi presente que es lo que yo vivo, está mi venganza, mi VENDETTA.
PARA TODOS UN ABRAZO.
Cuántas veces con el semblante de la devoción y la apariencia de acciones piadosas engañamos al diablo mismo. (UVE DE VENDETTA)
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